El último punto es importantísimo, porque puede tirar por tierra todo lo demás. Hay que conseguir que la traducción final quede perfectamente sincronizada con lo que pasa por pantalla.
Este es un trabajo que recae tanto los actores de doblaje o locutores profesionales, como en los encargados de la traducción.
El primero tiene que asegurarse de conseguir sincronizarse perfectamente con el personaje en pantalla o con lo que sea que tenga que sincronizar su pronunciación y entonación. Mientras tanto, los segundos deben asegurarse de que los tiempos encajan.
Algo difícil, porque una expresión que en un idioma se dice con una palabra, en otro se puede convertir en 3 o 4 fácilmente. Por no hablar de la construcción de las frases. Mucho que recortar y que amoldar en esta parte, no en vano es la última de todo el proceso.